
Índice
Qué dicen los estudios y qué debes saber
Introducción
Hay casos sorprendentes de deportistas que compiten al máximo nivel aun teniendo problemas renales o trasplantes. Por ejemplo, el vallista Aries Merritt volvió a competir tras recibir un trasplante de riñón, y la gimnasta Sunisa Lee volvió a ganar medallas después de tratar enfermedades renales familiares. Estos ejemplos muestran que, en algunos casos, personas con condiciones médicas graves pueden volver a alto rendimiento. Pero hay dudas sobre si entrenar intensamente siempre es seguro para quienes han recibido un trasplante o tienen problemas renales.
Los beneficios de la actividad física intensa
- Estudios grandes muestran que los atletas olímpicos suelen vivir más que la población general. Un estudio con 8.124 exolímpicos de EE. UU. indicó que tanto mujeres como hombres vivían, en promedio, cinco años más.
- Las mayores ganancias se deben a menos problemas cardiovasculares y menos cáncer. El ejercicio regular tiene efectos antiinflamatorios que ayudan a reducir el riesgo de varias enfermedades crónicas.
- Incluso cantidades moderadas de ejercicio (por ejemplo, 15 minutos diarios) se asocian con años extra de vida, según otras investigaciones.
- Sin embargo, parte de la ventaja de los atletas puede explicarse por mejores hábitos, genética o condiciones socioeconómicas, aunque no todo se reduce a eso: no todas las causas de muerte son menores en atletas.
Riesgos y adaptaciones negativas del ejercicio extremo
- El ejercicio extremo (por ejemplo, ultramaratones) puede causar problemas poco comunes pero serios, como lesión renal aguda, que en algunos casos progresa a problemas renales crónicos.
- Otros riesgos del entrenamiento extremo incluyen problemas cardíacos (arritmias, atherosclerosis coronaria, disfunción ventricular derecha), hipertensión y lesiones musculoesqueléticas.
- En general, en personas sanas las señales de lesión renal tras esfuerzo intenso suelen ser transitorias, pero en deportistas extremos hay que vigilar posibles efectos acumulativos.
- El mensaje de los expertos es que los beneficios del entrenamiento suelen superar los riesgos, pero la vigilancia es necesaria, sobre todo en deportes de ultra-resistencia.
¿Qué pasa con personas trasplantadas que hacen deporte intenso?
- Para personas con trasplantes de órganos (TxAths cuando son atletas), la relación entre ejercicio y beneficios para la salud no es lineal: quienes están inactivos ganan mucho con poco ejercicio, pero aumentar mucho el volumen de entrenamiento no siempre aporta más beneficios y puede ser perjudicial.
- Las personas con trasplante tienen riesgos adicionales: mayor tendencia a pérdida de masa muscular, osteoporosis, mayor riesgo de tendinopatías y mayor riesgo de infecciones por los medicamentos inmunosupresores.
- Además, muchos trasplantados muestran respuestas físicas al ejercicio menores que la población sana: por ejemplo, menor consumo máximo de oxígeno (VO2 máx) por pérdida de masa muscular crónica.
- El volumen y la intensidad del entrenamiento deben planificarse con cuidado; los médicos y entrenadores deben dar información equilibrada sobre beneficios y riesgos para que el atleta y el equipo médico tomen decisiones compartidas.
Cómo entrenan y qué opinan los atletas trasplantados
- Encuestas a atletas trasplantados que compiten en los Juegos Mundiales de Trasplantes muestran que muchos compiten en edad media (alrededor de 40 años), con predominio de receptores renales.
- Aproximadamente la mitad de esos deportistas siente que su rendimiento está limitado por lesiones, enfermedades o falta de condición física.
- Aunque algunos entrenan intensamente, muchos reconocen que no alcanzan la intensidad o recuperación de los atletas no trasplantados.
- Solo el 57% recibió algún consejo de entrenamiento; la mayoría fue general (ejercicio de baja intensidad y “no te excedas”), y falta mucha guía específica adaptada a trasplantes.
Recomendaciones prácticas
- Para personas que esperan un trasplante o ya lo han recibido: empezar con actividad moderada aporta beneficios claros. Pequeños incrementos en actividad son positivos, incluso si no llegan a los 150 minutos semanales recomendados.
- Evitar de forma general el entrenamiento extremo sin supervisión médica. Si se desea un nivel de entrenamiento alto, debe hacerse con controles regulares y bajo la supervisión de especialistas.
- Los equipos médicos deben facilitar información clara y personalizada sobre riesgos y beneficios, y los deportistas deben participar en decisiones compartidas.
- Se necesitan más estudios de alta calidad sobre los efectos del ejercicio intenso en receptores de trasplantes para dar recomendaciones más precisas.
Mensaje final
- Los ejemplos de atletas que compiten tras recibir trasplantes o con enfermedades renales demuestran que es posible rendir en alto nivel tras eventos médicos graves.
- No obstante, hay que considerar riesgos específicos, especialmente cuando se pretende volver a niveles de entrenamiento muy exigentes.
- La actividad física moderada y progresiva ofrece beneficios claros y la posibilidad de mejorar salud y longevidad; pero el ejercicio extremo puede conllevar riesgos en personas vulnerables. Por eso, la decisión de entrenar de forma intensa en el contexto de un trasplante debe ser individualizada, informada y supervisada por profesionales.
Fuente: https://www.amjtransplant.org/article/S1600-6135(24)00568-9/fulltext