La idea de que el cerebro femenino es más complicado que el cerebro masculino es un mito. No existe evidencia científica que respalde esta afirmación. De hecho, la investigación ha demostrado que los cerebros de hombres y mujeres son estructuralmente similares y funcionan de manera similar.
Si bien existen algunas diferencias en el tamaño y la conectividad en ciertas áreas del cerebro, estas diferencias no son significativas en términos de habilidades cognitivas o de comportamiento. Además, cualquier diferencia que pueda existir no puede ser atribuida exclusivamente al género, sino que también está influenciada por factores como la edad, la educación y la experiencia.
Por lo tanto, no se puede afirmar que el cerebro femenino sea más complicado que el cerebro masculino. Ambos son complejos y funcionan de manera similar, y cualquier diferencia que pueda existir no debe ser utilizada para justificar la discriminación de género.